Día Mundial de los Derechos de los Consumidores
Nuestra condición de consumidores se encuentra fusionada con nuestra condición de personas que transitan su vida en esta sociedad de consumo. Nunca antes en la historia este fenómeno alcanzó tal magnitud. Por eso tomar conciencia de ello será el primer paso para mejorar nuestra calidad de vida.
Por Martín Dario Petasne
15 de Marzo de 2022
No es correcto pensarnos como consumidores únicamente cuando “nos vamos de shopping”.Si bien es cierto que en esta sociedad de consumo pareciera que la mayoría de las veces consumimos productos o servicios no vitales, ni necesarios para nuestra subsistencia, ese tipo de consumos no son ni remotamente los más trascendentes.
Pensar el estereotipo del consumidor “consumista” aleja el foco de la trascendencia de la cuestión y nos lleva a banalizarla. Qué puede de haber de importante en defender nuestro derecho porque un par de zapatos sin agujeros o una cartera que vino fallada. Es tan importante? Visto de ese modo, un razonamiento lógico llevaría a una respuesta negativa.
Es por ello que les propongo otro enfoque para así poder tomar real noción de lo que tenemos “entre manos”.
Nuestros derechos como consumidores no son un cliché. Vivimos en una sociedad donde la posibilidad de satisfacer en forma directa, es decir, por nosotros mismos, nuestras necesidades básicas se encuentra completamente limitada.
Por ejemplo, está muy de moda hablar de “huertas urbanas”, de producir lo que consumimos, todo libre de toxinas. Es hermoso! Pero es una realidad reservada para muy pocos. Cuántos tienen un pozo de agua para obtener en forma directa lo necesario para satisfacer su necesidad básica de beber?
Menciono los alimentos en primer lugar, porque son quizás, junto con el beber agua y respirar oxígeno, las necesidades más básicas y más evidentes. Y nosotros, en esta vida “citadina” y de consumo, no podemos satisfacerlas en forma directa. Ello nos convierte en consumidores o usuarios de aquellos que nos los proveen. Visto de ese modo, son importantes nuestros derechos como consumidores?
Pero hay más.
Qué tal mantener nuestra salud dentro de mínimos que nos garanticen un paso terrenal, al menos, dentro del promedio de esperanza de vida? No solo necesitamos médicos, necesitamos medicamentos, insumos de todo tipo. Productos y servicios. Alguno de los que leen esta nota resulta capaz de procurárselos a todos ellos por sí mismo? No, seguro que no. Eso nos convierte en consumidores de aquellos que nos los proveen. Visto de ese modo, son importantes nuestros derechos como consumidores?
Podría seguir no? Hay muchas más necesidades básicas que no podemos postergar y que necesariamente debemos satisfacer a través de proveedores.
Y las necesidades no básicas, son menos importantes? Aquí la cuestión quizás no sea tan clara, o al menos, admite más matices y más opiniones. Porque sobre el consumo de aquello no vitalmente necesario entrará en juego nuestra concepción de la vida, hasta nuestras ideologías y creencias.
Ninguna es mejor o peor. Para alguno vestir a la moda le resultará tan importante para su bienestar emocional como para otro no pisar jamás en su vida un shopping. Como sea, estas necesidades no vitales, también serán satisfechas a través de un proveedor.
Cuando un consumidor se encuentra con un proveedor, lo que ocurre todo el tiempo, todo el día, las 24/7, requerirá de este la satisfacción de la necesidad que sea. La mayoría de las veces será en forma onerosa, aunque no hay que dejar de lado las gratuitas, porque todos sabemos que no existe la gratuidad. Hoy la oferta de un producto o servicio en forma gratuita es parte de una estrategia para que mañana el consumo sea oneroso.
Y aquí es necesario resaltar otra realidad evidente. No es un secreto, así que se los pregunto para que contestemos todos juntos. De qué hay más? Consumidores o proveedores? No creo que ninguno haya dicho proveedores.
Evidentemente, todos somos consumidores pero no todos somos proveedores. Es decir, que la demanda es mayor que la oferta, por lo que la balanza se desbalancea en favor de aquellos que controlan la oferta ante tal nivel de demanda.
Aclaro que estoy usando la brocha gorda, y que por ello, los pincelazos sobre la cuestión son por demás gruesos. No estoy ingresando en muchas cuestiones que actúan en esta dinámica, como por ejemplo podrían ser el marketing, la publicidad, las neurociencias, con su poder para condicionar, a la ya estructuralmente condicionada masa de consumidores.
Obviando todo eso, ya vimos que de movida es una relación desigual. Sumemos algo más a la ecuación. En esta relación consumidor-proveedor (que se denomina relación de consumo) los únicos que tienen que dar un salto de fe son los consumidores. Cómo? Confiar? Fe en qué? Pues sí mis queridos consumidores. Sin confianza no hay consumo. El consumidor se “deposita” en las manos del proveedor, al cual muchas veces ni siquiera conoce, y adquiere a través del dinero ganado con el sudor de su frente, alimentos (hay que miedo), prestaciones médicas (seguro estudio medicina), transporte (cuándo hizo revisar ese ruidito? esto en serio puede volar?) y muchos etc etc etc.
Entonces? Y sin haber terminado, sino que la cuestión recién empieza, quién les parece que necesita protección legal? El proveedor o el consumidor?
Son malos los proveedores? No, para nada. Gracias a ellos podemos satisfacer nuestras necesidades la mayoría de las veces sin problema alguno. Pero, ya saben, no existe el proveedor “malo”, pero que los hay los hay.
Podríamos seguir, pero creo que quizás me pierda por el camino y el mensaje que quiero transmitirles no llegue. Así que no quiero aburrirlos más!
Todo lo que tiene que ver con derechos de consumidores es una temática que me apasiona y este día deseo que entre todos podamos empezar a pensarlo con mayor profundidad. Cuando consumimos ponemos en juego muchas veces nuestra propia dignidad como personas.
Los derechos de los consumidores son una cuestión de trascendencia real. Defendelos!